sábado, 25 de abril de 2009

INVOCAR

        En esta semana, haciendo la escuela sabática me encontré con este texto: "E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tu me honrarás" Salmo 50:15 
Esto me hizo pensar en ¿cuántas veces hemos invocado a Dios en nuestros momentos de verdadera angustia? y ¿cuántas veces nos hemos sentido librados?.
Desgraciadamente observé que en mi vida no acudí a Dios tantas veces como hubiera sido deseable en mis tiempos de angustia, pero también me alegré recordando lo bien que me sentí cuando acudí al Señor tal y como estaba, muchas de las veces hecho una piltrafa. También recuerdo las veces que sin ganas de orar ni de tener un momento de meditación o reflexión, ni ganas de hablar con Dios, sin fuerzas para expresar mis sentimientos aún en el pensamiento, me arrodillaba y sólo decía: "Señor tú sabes la angustia que estoy pasando, tú sólo sabes como me siento, la amargura que llevo dentro y como estoy, pongo mi vida en tus manos, haz en mi vida según tu voluntad, no puedo decirte nada más", eran momentos tan abrumadores que no podía expresar en palabras cual era mi angustia, sobre todo cuando era provocada por el pecado en mi vida, que ese pecado me separaba de Dios de tal forma, que tardaba mucho tiempo en volver a El.
Con el correr de los años y conociendo esto, y acogiéndome a sus promesas,lo único que me quedaba era caer de rodillas ante el Señor y entregarme a El tal y como estaba. Sabía, por experiencia, que Dios no me preguntaría nada, no me recriminaría nada, ni me echaría nada en cara. Sabía que me cogería en sus brazos y me diría: "ven a mi si estás trabajado y cargado, que yo te haré descansar" Mateo 11:28. 
Sentir que el Señor te acoge de esta forma y que puedo acudir a El en cualquier momento, en cualquier lugar, es un sentimiento extraordinario y que sólo nuestro Señor Jesucristo puede hacerlo. Nadie en este mundo tiene la capacidad de hacerte sentir tan bien. 
Es verdad que a nivel material, emocional, afectivo, etc., podemos encontrar personas que nos harán sentir muy bien, inclusive, como si te sintieras en la gloria, pero una gloria pasajera, porque en los momentos más difíciles de nuestra vida nos encontraremos solos , nosotros y Dios, nada más, tu y El, aferrarnos a su brazo, aún sin hablar nos dará fuerzas, Él si puede hacernos sentir como en la gloria y no una gloria pasajera, sino duradera. Puede hacernos sentir bien aún en nuestras congojas, esta es mi experiencia, me gustaría que la pudieras sentir alguna vez y que fuera tu experiencia con Dios. 
¿Quieres tener esa experiencia con el Señor?.... pues recuerda ...."...invocar al Señor en el día de tu angustia y el te librará...", ........pero no olvides honrarlo.

Que Dios os bendiga

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