domingo, 4 de marzo de 2012

"Yo soy quién te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo donde quiera que tu vayas" Josué 1:9 DHH

El Señor me ha traído este pasaje esta mañana para que medite en el. Se que es un pasaje típico que gusta leer cuando vamos a cumplir una misión, o cuando pasamos por dificultades. La verdad es que tiene mucha profundidad. Un verso donde tenemos una orden y una promesa, son las cosas que Dios pone en mi vida hoy, una guía y un alimento, un camino y un destino, ahora, sólo falta el ingrediente que yo debo poner para que esta palabra sea una realidad en mi vida. Sólo falta que yo, comience a caminar, depositando toda mi fe en esta palabra.
Estamos viviendo momentos difíciles, hay mucha incertidumbre a nuestro alrededor, tenemos muchos amigos y conocidos que están muy desanimados y preocupados por el futuro inmediato, esta crisis no deja indiferente a nadie y es como la neblina que va entrando poco a poco, parece que no te va a llegar y cuando te das cuenta, estás inmerso en ella y casi no puedes ver a más de dos metros de tus narices. Tal es así, que puede impedirte, incluso, que no veas tampoco las promesas de nuestro Dios. Si mi fe descansa en su palabra, en sus promesas, debemos ser valientes, no desanimarnos, que tomemos las decisiones que tomemos, que vayamos donde vayamos, tenemos las seguridad que Dios está con nosotros, esa es nuestra fe. ¿Y que mayor gozo sentir que Dios está a nuestro lado? Esto es lo placentero de nuestra fe, que a pesar de las circunstancias que nos rodean, mi fe, está por encima de todo, mi fe me sostiene, mi fe me ayuda a caminar, a vivir, a amar. No es algo tangible que alguien te puede robar, es algo que está dentro de ti y nadie puede usar por ti, sólo tu puedes hacer uso de ella, independientemente de las circunstancias que te rodean. Por eso, hoy te animo a que la uses, a que la desarrolles, a que tengas una experiencia profunda en tu vida de fe y podrás mostrar al mundo que tu Dios vive, que tu Dios va contigo y que las circunstancias que estás viviendo se pueden superar, quizás no como el mundo cree que deben superarse las dificultades, pero, si las superamos con Dios y depositando nuestra fe en El, lograremos la victoria, ese será el testimonio más grande que puedas ofrecer de tu fe.