sábado, 10 de octubre de 2009

VACIANDO EL RECIPIENTE

La matutina para el 10 de octubre es muy interesante:


Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo. (Filipenses 2: 15).


La transformación del carácter debe atestiguar al mundo que el amor de Cristo mora en nosotros. El Señor espera que su pueblo demuestre que el poder redentor de la gracia puede obrar en el carácter deficiente, y desarrollarlo simétricamente para que lleve abundante fruto.
Pero a fin de que cumplamos el propósito de Dios, tiene que realizarse una obra preparatoria. El Señor nos ordena que despojemos nuestro corazón del egoísmo, que es la raíz del enajenamiento. Anhela derramar sobre nosotros su Espíritu Santo en abundante medida, y nos ordena que limpiemos el camino por el renunciamiento. Cuando entreguemos el yo a Dios, nuestros ojos serán abiertos para ver las piedras de tropiezo que nuestra falta de cristianismo ha colocado en el camino ajeno. Dios nos ordena que las eliminemos todas. Dice: "Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos". (Sant. 5: 16). Entonces podemos tener la seguridad que tuvo David, cuando después de haber confesado su pecado, oró: "Vuélveme el gozo de tu salud; y el espíritu libre me sustente. Enseñaré a los prevaricadores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti" (Sal. 51: 12, 13).
Cuando la gracia de Dios reine en el interior, la vida quedará rodeada de una atmósfera de fe y valor, y de un amor como el de Cristo, una atmósfera que vigorizará la vida espiritual de todos los que la inhalen... Todo aquel que participe del amor perdonador de Cristo, todo aquel que haya sido iluminado por el Espíritu de Dios y convertido a la verdad, sentirá que, en virtud de estas bendiciones preciosas, tiene una deuda para con toda persona con la cual llegue a tratar. El Señor utilizará a los que son de corazón humilde para alcanzar a quienes no pueden alcanzar los ministros ordenados. Serán inducidos a pronunciar palabras que revelarán la gracia salvadora de Cristo.- Joyas de los testimonios, t 2, p. 382.

sábado, 25 de abril de 2009

INVOCAR

        En esta semana, haciendo la escuela sabática me encontré con este texto: "E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tu me honrarás" Salmo 50:15 
Esto me hizo pensar en ¿cuántas veces hemos invocado a Dios en nuestros momentos de verdadera angustia? y ¿cuántas veces nos hemos sentido librados?.
Desgraciadamente observé que en mi vida no acudí a Dios tantas veces como hubiera sido deseable en mis tiempos de angustia, pero también me alegré recordando lo bien que me sentí cuando acudí al Señor tal y como estaba, muchas de las veces hecho una piltrafa. También recuerdo las veces que sin ganas de orar ni de tener un momento de meditación o reflexión, ni ganas de hablar con Dios, sin fuerzas para expresar mis sentimientos aún en el pensamiento, me arrodillaba y sólo decía: "Señor tú sabes la angustia que estoy pasando, tú sólo sabes como me siento, la amargura que llevo dentro y como estoy, pongo mi vida en tus manos, haz en mi vida según tu voluntad, no puedo decirte nada más", eran momentos tan abrumadores que no podía expresar en palabras cual era mi angustia, sobre todo cuando era provocada por el pecado en mi vida, que ese pecado me separaba de Dios de tal forma, que tardaba mucho tiempo en volver a El.
Con el correr de los años y conociendo esto, y acogiéndome a sus promesas,lo único que me quedaba era caer de rodillas ante el Señor y entregarme a El tal y como estaba. Sabía, por experiencia, que Dios no me preguntaría nada, no me recriminaría nada, ni me echaría nada en cara. Sabía que me cogería en sus brazos y me diría: "ven a mi si estás trabajado y cargado, que yo te haré descansar" Mateo 11:28. 
Sentir que el Señor te acoge de esta forma y que puedo acudir a El en cualquier momento, en cualquier lugar, es un sentimiento extraordinario y que sólo nuestro Señor Jesucristo puede hacerlo. Nadie en este mundo tiene la capacidad de hacerte sentir tan bien. 
Es verdad que a nivel material, emocional, afectivo, etc., podemos encontrar personas que nos harán sentir muy bien, inclusive, como si te sintieras en la gloria, pero una gloria pasajera, porque en los momentos más difíciles de nuestra vida nos encontraremos solos , nosotros y Dios, nada más, tu y El, aferrarnos a su brazo, aún sin hablar nos dará fuerzas, Él si puede hacernos sentir como en la gloria y no una gloria pasajera, sino duradera. Puede hacernos sentir bien aún en nuestras congojas, esta es mi experiencia, me gustaría que la pudieras sentir alguna vez y que fuera tu experiencia con Dios. 
¿Quieres tener esa experiencia con el Señor?.... pues recuerda ...."...invocar al Señor en el día de tu angustia y el te librará...", ........pero no olvides honrarlo.

Que Dios os bendiga

Pincha esta canción: Thy Word   MICHAEL W. SMITH & AMY GRANT