viernes, 18 de noviembre de 2011

Entrega

En una ocasión, cuando Jesús estaba orando por sus discípulos, en medio de la oración dijo esto: "Tu mensaje es la verdad; haz que al escucharlo, ellos se entreguen totalmente a tí" Juan 17:17 TLA, se que esta traducción no es muy conocida, pero a mí me gusta mucho, me acerca más al que creo que era el deseo de Jesús.
Cuando leí esta versión, me quedé reflexionando, ¿cuándo fue la última vez que al escuchar algo me entregué totalmente a ese mensaje?.... y me costó trabajo encontrar algo.
El deseo de Jesús para nosotros, es francamente profundo y activo, es un deseo lleno de amor y a la vez lleno de compromiso. El desea que nos entreguemos en cuerpo y alma a su verdad, porque sólo así, podrémos llevar el evangelio de buenas nuevas a las almas que perecen. El no quiere un servicio a medias, el pide para nosotros una entrega total. La oración de Jesús llega hasta nosotros hoy, con el deseo de fortalecernos y alentarnos, preparémos nuestras mentes y nuestros corazones, para que Dios pueda cumplir ese deseo o esa petición en nosotros.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Siervos



"Porque Dios quiere que ustedes hagan el bien, para que los ignorantes y los tontos no tengan nada que decir en contra de ustedes. Pórtense como personas libres, aunque sin usar su libertad como un pretexto para hacer lo malo. Pórtense más bien como siervos de Dios" 1 Pedro 2:15-16 DHH


La verdad es que el hombre, haciendo uso de su "libertad", siempre toma el camino que alienta sus deseos, ambiciones, codicias, "pasiones", etc., sin tomar en cuenta, muchas veces, a los que tiene a su alrededor y mucho menos a Dios. En base a esto, a sido capaz de hacer las mayores aberraciones que podamos imaginar. Incluso muchos de nosotros, en nuestro mundo interior, en nuestra vida más íntima, haciendo uso de esa falsa libertad hemos cometido actos que Dios no aprueba, llevando esa carga como una losa sobre nuestras espaldas, por años.
¿Qué tal nos hubiera ido si hubiéramos hecho caso al apóstol Pedro? ¿cuántas lágrimas y desalientos nos hubiéramos ahorrado?
Ciertamente, vivir como un siervo de Dios nos libera de las cadenas del pecado y nos capacita para vivir una vida más plena y feliz.