jueves, 27 de octubre de 2011

La Palabra


“Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos.” Hebreos 4:12 TLA
Cuando era pequeño, mi madre solía mandarme a comprar carne o hueso para la sopa a la carnicería. Me impresionaba ver al carnicero usar su machete, lo tenía súper afilado. Cortaba la carne con una suavidad y precisión extraordinaria, y cuando cortaba chuletas, pensaba que un día se dejaría los dedos en la toza.  Lo curioso de esto era que con los cortes que hacía el carnicero, quedaba al descubierto la parte interior de la carne, hígado, huesos, etc., y podía ver lo que a simple vista no se ve, descubría otro mundo, el mundo interior de los animales, me llamaba mucho la atención.
Así sucede con la palabra de Dios, cuando uno se relaciona con ella, descubrimos nuestro mundo interno,  podemos darnos cuenta de como somos realmente, que hay en el interior de nuestra mente, de nuestro corazón, de nuestros deseos y anhelos, de nuestros miedos, nuestros defectos y virtudes, como si fuera un psicólogo o psiquiatra, que se adentra en lo más profundo de nuestro cerebro. Y lo más que me gusta, no sólo nos da a conocer todo esto, sino que nos ayuda a sanar las partes débiles que tenemos y a potenciar las que están más fuertes.
El versículo de hoy, es un desafío claro a, no simplemente conocer a Dios, sino a nosotros mismos de la forma más profunda que jamás hallamos imaginado.
Es un desafío para mi, ............ ¿y parta tí?

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