Si Dios no tuviese esa paciencia que le caracteriza, la de esperar, esperar y esperar a que nos arrepintamos de nuestros pecados, de nuestra vana manera de vivir,
difícilmente podría estar escribiendo esto. Es, gracias a ese amor por la humanidad, que podemos obtener la salvación, por cierto, un amor incomprensible para los humanos. Por lo menos a mí me resulta incomprensible, por algo se dice que estaremos estudiando el amor de Dios por la eternidad.
No puedo, por menos, que dar las gracias a Dios por este amor inmensurable y eterno.
Gracias Señor¡¡